domingo, 20 de septiembre de 2009

Oh (Sorpresa)

Como decía el otro:

- Únicamente me enorgullezco de una cosa. Sólo lloré cuando valía la pena.

martes, 8 de septiembre de 2009

Esos ojos verdes

No siempre se ve la luz del mismo color, no siempre gira todo a nuestro alrededor, no siempre hay cabida para el amor. No tuve nunca una sensación, tan melodiosamente dramática para el corazón, como aquel grito intenso que salió de tu interior, un susurro, un leve adiós.

Quizás no hubo momento para el dolor, tan sólo dos grititos de alivio y seducción. Aquel morbosa baile, aquella dulce silueta, aquella tremenda tentación, de tus ojos verdes bicolor.

Era una noche triste, de un lunes dominguero, eran cuatro chicos y un burro borriquero. Nadie los vio salir, nadie los vio llegar. Pero todo el mundo pudo ver sus cuatros cuerpos en el altar.

Tibios, blancos y mugrientos, eran cuatro maniquís de una tienda fúnebre sin música. Tan sólo redobles de un lejano tambor.

En el frondoso bosque de tus entrañas, doce lamentos para el olvido, en las calles de mi casa, cuatro lágrimas de las que sólo sabías tú.

No olvides, sinvergüenza, que tu cara lleva tu nombre, no te escapes sino quieres, pero huye mientras puedas.

Pequeño distante granuja. Canalla perverso, todos sabemos que fuiste tú, dejaste tus ojos verdes tatuados en el ataúd.

Te veo, te veo, te veo, aunque dices que no eres tú.