lunes, 4 de mayo de 2009

Epitafio suicida

Epitafio suicida, retales de vida, en un cementerio de cuatro esquinas. Ahogado en lo presuntuoso dije no, a la sensación, de dejarme llevar.

Saltando muros, esquivando vayas. Alcancé el fulgor de luz, en un brillo sintomático de claridad y lucidez ciega.

Nadé en los más hondos vacíos y me sumergí en la oscuridad de colores. Un surrealismo de ficción me otorgó en pequeñas dosis de realidad un poco de impresionismo ilusorio. Era, como decía, un clavel de ramas y azúcares, muy parecido al papel en blanco de los libros sin letras.

Salió pues, del mundo de los sueños, este disparatado escenario para su disfrute y devoción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un epitafio para la historia.
Magnifico texto en el que el vacío, la intención y la realidad de quien se dedica este epitafio, se entremezclan para lección de quien lo alcancen a leer.
Un placer.
PAZ

Anónimo dijo...

Uf, me he quedado con una sensación de agobio, no me preguntes por qué..........