martes, 14 de abril de 2009

Las cuatro virtudes cardinales

No hay mejor virtud que la de callar cuando toca, saber escuchar, pensar antes de arremeter. No hay pues, mayor virtud que la prudencia vestida con sus mejores trajes. Una prudencia revestida de cautela, moderación y sensatez. Una prudencia que hace siempre gala del buen juicio. Es sin duda la mejor cualidad que uno puede poseer para su buen provecho, ni que decir tiene que si uno busca el bien de su prójimo, no hay mejor distintivo que el de persona justa.

Cualquier pagano grecolatino te diría que la prudencia es una de las cuatro virtudes cardinales que de la mano de la templanza, la justicia y la fortaleza conforman al hombre virtuoso por naturaleza y convencimiento.

Me presentaré a continuación como un hombre carente de las cuatro virtudes cardinales, no carente por completo, pero si en grado sumo.

Por lo general, no soy prudente ¿Por qué? Tengo tendencia a demostrar con excesiva gallardía mi insensatez, ligereza, osadía, temeridad e imprevisión. Es decir, acostumbro a permitir que los que están a mí alrededor sepan lo que estoy pensando.


La fortaleza brilla en mi persona, por su ausencia. No soy débil ni mucho menos, absténganse abusones. Pero sí blando, inconstante y enfermizo. Soy persona decrépita para el trabajo manual.

Templanza, templanza, templanza… Quizás la más ausente de todas estas virtudes. La calentura, el desenfreno, la violencia instantánea y efímera, así como la gula y mi hedonismo corporal hacen que la templanza se vea como una alergia de la cual ya se está vacunado de por vida.

Por último, tenemos la justicia ¡Cuántas maldades se han hecho en nombre de esta señora! Es la única virtud que ansío de verdad, la única que en los días donde en mí aflora la bondad, deseo alcanzar. Es la más subjetiva de todas, y a mi juicio es la única con la que se nace. Uno puede, con el tiempo hacerse más o menos justo, pero uno emanará justicia si nace con ella.

Mi nombre es Sr. Naion. Soy Presidente del Mundo ¿Para qué coño quiero ser un virtuoso?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

puff! y negarme que eres debilucho...

P.

Anónimo dijo...

Yo tampoco suelo ser prudente.Total, no tengo nada que perder.

Gracias por la visita.