jueves, 27 de noviembre de 2008

Suicidio improvisado

En el abismo del horizonte luchan por sobrevivir los escritores sin inspiración. Están a un paso de ceder terreno al acantilado y poner fin a sus vidas. No se trata de otra cosa que no sea evitar la inmolación del cuerpo escrito, evitar un atentado a la pluma. Escribir es un proceso complicado y destructivo para muchos. No sé cuando ni quien dijo que escribir era pintar con palabras, debo reconocer que es una definición acertada. Al menos para mí.

Estos escritores camicaces de las palabras, ignorantes de su condición, escriben sin saber que lo hacen en base a la creencia de que cada relato es un trocito de su alma y que al final, en el clímax literario de su obra la perderán. Precio justo a estipulación previa del diablo. Muchos de estos escritores ven su fin mucho antes de lo que lo está la meta. La palabra para clasificarlos es fracasados. Son escritores frustrados, cuya vocación y talento no son parte de la ligazón artística idónea. Es un suicidio, el donar tú alma por algo que no haces bien.

Todos estos escritores de pega sucumben a la angustia de la negación de sus palabras muertas antes de nacer. Todos estos escritores prefieren morir antes que no ser quienes creyeron poder llegar a ser.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Io tb moriré x venderm al diablo x un mal motivo.