miércoles, 3 de diciembre de 2008

Surrender

Es el marco de Sodoma y Gomorra. La ciudad está en llamas, la ciudad está encendida. Arde todo, sus amantes y mentiras, sus niños y viejos, sus ojos azules brillantes, todo está en llamas. La ciudad brilla en el horizonte, es la noche más brillante que el día. Sólo queda rendirse, y sólo queda rendirse…

Sadie estaba aterrorizada, dijo que no podía entender lo que había sucedido, no comprendía nada, estaba desolada y confusa. Y entonces Sadie se fue, sin rumbo, sin un destino. Ahora Sadie está en la calle, pese a su fuerza de voluntad, a pesar de los esfuerzos, a pesar de luchar por su amor propio, a pesar de que intentó ser una buena chica, ser una buena esposa, formar una familia, llevar una vida honesta, ser fiel a los principios que le fueron inculcados, a pesar de intentar todo eso, no fue suficiente. No fue suficiente.

Subió al piso 48. Subió para aclarar sus dudas, subió para saber el por qué de muchas cosas, subió para saber por qué está viviendo. Y subió los 48 pisos sólo para rendirse, para rendir tributo a la derrota, subió para rendirse porque es lo único que queda.

La ciudad sigue en llamas, la ciudad es un fuego una gran llamarada de pasión y terror. La ciudad que me vio nacer, la ciudad que me conoce por mi nombre, la ciudad es sin duda, el deseo de atraparme cada vez. La ciudad es un círculo vicioso que me invita al final. Es esa ciudad que está en la calle, en las paredes, en las fuentes, está en el aire o en cualquier lugar donde te busco. La ciudad que está en las cosas que hago y digo. Tan solo está claro que si quiero vivir, tengo que morirme algún día.

Papá, por favor, cántame mi canción. Papá cántame mi canción. Papá cántame mi canción.


* Es una adaptación personal y subjetiva de la canción Surrender de U2.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ains U2... ya me faltaba en este rinconcito tuyo...

P.