domingo, 21 de diciembre de 2008

Recuerdo peligroso

Te recordaré. Te recordaré sobre toda adversidad. Nadie olvidará tu pérdida. Te recordaré sobre cualquier cosa, sobre todos los mares y océanos. Te recordaré en tu cielo. Jamás olvidaré esas sonrisas al amanecer de nuevos días con nuevas sorpresas. Te recordaré en mis lágrimas en la agonía. Te llamaré al teléfono del destierro y sentenciaremos palabras de despedida a este asqueroso mundo. Prometo quedarme con tus abrazos paternales. Añoraré tus enfados y caprichos. Te echaré de menos.

Así como no olvidaré ninguna de las cosas con anterioridad citadas, prometo con odio y clamando venganza, que tampoco olvidaré a esos cobardes hijos de puta que han osado apartarte de nuestro lado. Si no existe el infierno, no os preocupéis crearé uno a vuestra imagen y semejanza. No voy a respirar hasta que no consiga dar caza a vuestros rostros sin alma, no dormiré hasta que vuestras cabezas rueden. Juro no descansar hasta veros perecer bajo mis manos. No me importa rebajarme a vuestro registro bélico. Hablando mal y rápido, me la suda mancharme las manos con vuestra fétida sangre porque súbdito soy del clamor de la venganza, latente en el grupo humano que os repudia. Pongo a mi Señor por testigo cuando digo que mi persecución será en esta vida y en la otra. Nunca descansareis en paz malnacidos. Seré la pesadilla de la que nunca podréis despertar. Veréis la diferencia entre matar por unas ideas y matar por odio, por el arrebatamiento de quien se ama. Poned pies en polvorosa porque no se os tiene miedo.

Llamo a la guerra a todos aquellos dispuestos a inmolar sus almas en pos de la venganza que abrasa nuestras gargantas. Muerte al cobarde